sábado, enero 28, 2017





El niño iluminado



Acto I 

La escena transcurre en una ciudad en ruinas por la guerra. Los dos personajes están a la intemperie e intentan dormir, pese a los incesantes bombardeos.

Madre:

   Nos han dejado aislados y sin alimento, mi pequeño. No hay una sola estrella en este firmamento de horror. Así es la guerra, cruel y despiadada con los que nada hemos hecho.

Niño:

   ¡Sí que las hay, mamá! Están danzando ahora mismo. ¿No las sientes? Hasta me hacen cosquillas.

Madre:

   ¿De qué hablas, mi dulce ángel? Mejor duérmete en mi regazo. Son las alucinaciones por el hambre, el frío, el miedo. Escalofriante desvarío del mundo que nos deja aislados. Somos olvido.

Niño:

   ¿Cómo podría dormirme, sabiendo que este momento es irrepetible? ¿De veras que no oyes las campanitas en el alma? ¡Dan ganas de cantar…!

( Los sonidos de las bombas se agudizan más y más)

Madre:

   ¡Calla, mi niño, no sigas…me estás asustando!
Niño:

   ¿Mami?

Madre:

   Dime…
Niño:

   ¿Te asusta el amor?
Madre:

   Pero: ¿de dónde sacas esas cosas…?
Niño:

   Porque es tu amor el que me salva, es tu amor en forma de mil estrellas que besa mi corazón y  mis sueños.  Ya puede estar oscuro allí afuera, pero aquí, entre tus brazos, el iris de Dios nos ilumina. Cantemos, mamá, cantemos hasta que sientas que la noche es un capullo perfumado que nos envuelve y cobija. ¿Ya huele un poco a rosas, lo ves? Rosas blancas, nacientes. Se abrirán cuando estemos dormidos…
Madre:

   Apenas tengo  fuerzas para llorar pero tus palabras me emocionan, mi niño blanco.  Siempre supe desde que te tuve en el vientre, que ibas a ser especial, distinto a la mayoría porque ese mismo aroma  a rosas de las que me hablas, lo llevo por ti y desde ti, en mis venas. Durmamos, envueltos con el más hermoso abrigo de la ternura…

 (Se produce una explosión justo donde dormían, madre e hijo)



Acto II

Cambio de espacio: el Paraíso

Niño:

   ¿Mami, estás ahí? ¡Se han abierto por fin las rosas…ya podemos salir!
Madre:

   Aquí estoy, a tu lado, mi vida. Y todo es fragancia y blancura, como me has dicho sabiamente. Y hay  más amor para los dos del que jamás habríamos imaginamos.





Todos los derechos reservados



No hay comentarios: