domingo, octubre 02, 2016

Semillas de luz



En un minuto místico,
esbozó el cielo con colores sabios
nuestra ilusoria gloria
de creernos más refulgentes
que las cercanas estrellas.

Y así caían al horizonte de la verdad:
las máscaras de la vanidad,
la sangre de las guerras,
los egos enamorados del poderío
del sol,
la ambiciones por enaltecer al ciego barro
sin apenas mirar al amor.

Empobrecidas existencias
sin más oro que una corona roída
de patéticos egoísmos.

Estaba la humanidad retratada
en ese lienzo amoroso de Dios.
Estaba la propuesta
— modificar el pulso de la vida—
y  ser paz, cobijo y escucha
 en cada acto y respiración.

Estaba la clave
para abonar de una vez por todas
 esta quebrada tierra
en el aquí y el ahora,
—antes de la devastación entre hermanos—
siendo, incondicionalmente,
—tú, yo y todos—
semillas de luz.




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viernes, julio 29, 2016

El azar





Una ráfaga de sabia coincidencia los acercó en medio de la lluvia. Ambos llevaban la prisa del mundo en sus pies pero los detuvo el choque de dos paraguas.
―Oh, lo siento- dijo ella. ¡Siempre ando despistada!
―Ha sido un descuido mutuo- contestó él con una sonrisa.
De repente, la ráfaga se volvió viento indomable y las manos de ella soltaron sin querer el elegante paraguas.
―¡No! Era mi paraguas favorito― expresó con mucha pena. ¡Mira cómo el viento lo destruye!
―Compartamos el mío―respondió él muy seguro.
―Bueno, gracias. Es hasta cruzar la calle…Luego me compraré otro.
―Ya puedes comprarte cientos que se perderán cuando el viento venza el pulso entre tus manos y él. ¿Por qué te afliges tanto?
―¡Porque es la primera vez que me sucede!
 ―Para mí también es la primera vez.
―No te comprendo.
―La primera vez  que encuentro a alguien que le teme tanto a la lluvia…
―No es por la lluvia sino por la situación.
―Sucede que también construimos paraguas imaginarios aunque no llueva. Es nuestra protección contra todo lo extraño que nos pasa. Pero lo extraño en apariencia es lo verdaderamente mágico de la vida. Tú y yo, dos desconocidos. Sin nombres y sin embargo, podemos elegir todos los nombres de los árboles. Te llamaré Arce.
―Eres un tanto peculiar. Poeta o algo así. ¿De dónde has salido?
―Del mundo que tú misma has soñado.
―Te confesaré algo: hace días tuve un sueño con un poema de John Keats y es probable que tú seas  el ruiseñor.
―¿Lo ves? Nada es por azar.
―Tienes razón. El sonido de tus palabras es un canto perenne.
―Arce y ruiseñor. Hermoso poema para un comienzo.

―Y la lluvia que ha hecho a nuestros ojos, también hablar.


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sábado, junio 11, 2016

Transmutación







En plegaria de estrellas
transmutaré toda inquietud.
Vuelo hacia el mensaje de la Luz,
liviandad de lo sagrado.

Y cada huella de sal
vertida en el útero del tiempo
será crisol,
flor viva en los desiertos,
cántico de gratitud.

El ahora es altar de amaneceres.
A lo lejos, los ecos del amor.

Notas que se despertarán un día
como ramos de gozo
siendo:
una sola voz,
un sólo respirar de ángeles
en los jardines de la eternidad.


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lunes, mayo 16, 2016

El camino a la felicidad









Parecía un ser celeste, con manos delicadas armando un ramo de flores silvestres. Sentada bajo la sombra de un fresno, entonaba melodías que jamás había escuchado, anteriormente.
—Disculpe, señora: ¿ el camino a la felicidad es por aquí? No sé, creo que ando un poco perdida . ¡Son tantos que no sé cuál escoger!
—El camino a la felicidad son tus propias elecciones. Te ayuda a hallarlo tu guía —dijo la dulce anciana.
—¡No tengo ningún guía ni mapas ni brújula—expresé sorprendida.
—Sí lo tienes. Escúchalo al atardecer. Está dentro de ti.
—Bueno, no entiendo mucho pero gracias de todas maneras. Por cierto, esa canción que estaba cantando antes me parece preciosa.
—Ah, ésa…! Sí es mi canción particular de la felicidad. También tú encontrarás la tuya.
—Eso espero. Gracias. Me pondré en marcha.
—¡Suerte!

¡Por dónde empezar, Dios mío…! Tomaré el de la derecha.
Los colores son melancólicos. Árboles y flores del mismo tono violáceo. Bello pero me duele una parte del alma al transitarlo. Se oyen riachuelos a lo lejos. Son lágrimas, lo intuyo. De las ramas de un sauce cuelgan versos mustios, palabras que suenan huecas. Fueron falsas promesas, fueron besos ahora muertos. No prosigo este camino. Cae la tarde. Sí, ahora lo escucho a mi guía. Me ayuda a detener mis pasos.
Amanecer. Nuevo sendero. Colores vivos. Juegan niños alrededor de una gran piedra. Es cuarzo rosa. ¡Me atrae esa luz!. Crecen margaritas bajo mis pies. No es un sueño, no es quimera. Es inicio como la canción de Secret Garden “Song for a New beginning”.  Mi melodía de la felicidad al fin encontrada que ya no suelto.
El sol se recuesta sobre las altas montañas. Acampo en este valle de eterna primavera.
Haré un fuego y con mi maestro interior miraremos las estrellas. ¡Hay tanto de qué conversar…!
La felicidad se siente como paz. No tiene artificios. Es callada cuando es real. Permanece si hay quietud en los adentros, lejos de las altas mareas donde los sentimientos  del ayer, se ahogaban en lamentos. Es consciencia de lo que se es, amando cada partícula imperfecta. Es sonrisa que se hace una con el viento. No depende de nada ni de nadie sino de uno mismo.
Una soledad puede ser feliz si es creativa, si medita para luego abrirse a los demás. El amor también está ahí.
Felicidad es este instante. El ahora que me muestra  todo lo que recorrí para llegar hasta aquí.
Gratitud para seguir abriendo caminos, desde esta elección del nuevo presente.

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sábado, enero 09, 2016

Bordados del tiempo





Bordados del tiempo
en notas violáceas sobre las aguas.

Contemplo , ensimismada,
el arte de su hilo
al engarzar los círculos de ayeres
—vivas añoranzas—
con un presente ambarino
de lúcida quietud.

Quedó la rosa aún perfumada
 —revestida de callados latidos—
 en el vértice de las horas
aunadas con el río.

Por las aguas, sin cesar,
los besos rotos,
los adioses y el temido olvido,
junto a un verso sin aurora.

El tiempo, plácido, avanza
pero sigue estando la rosa
que en su levedad
y en los ocasos,
aún te nombra,
aún suspira.